martes, 6 de enero de 2015

FELIZ 2015

Padmasambava es uno de los grandes maestros budistas de todos los tiempos. Pertenece a la tradición tibetana de la que es uno de los fundadores (si es que esto se pueda llamar así), es considerado el segundo buda y se le conoce como Gurú Rinpoché.
Y hay una historia (leyenda) que me parece bonita compartir como propósito personal para este año y, de paso, el resto de la vida.
Está sacada del libro Loca Sabiduría de Chogyan Trungpa.


Un día Padmasambava fue de visita a un convento donde vivía la princesa Mandarava. Allí convirtió a todas las monjas que se hicieron sus discípulas. Muy pronto llegó a oídos del rey lo que le generó una gran turbación. Mandó capturar a Padmasambhava y lo condenó a morir en la hoguera, mientras que a la princesa la arrojaron a una fosa.
La pira ardió muchas semanas y, extrañado por el suceso, el rey fue a ver qué pasaba y se encontró con un lago en cuyo centro estaba Padmasambhava sentado en un loto.
Durante esa época, la relación de Padmasambhava con la realidad se caracterizó por el rigor, pero estaba dispuesto a permitir a los demás que cometieran errores en el camino espiritual.
Le parecía necesario que las cosas, simplemente, sucedieran.
Era importante dejarle espacio al rey para que tomara conciencia por sí solo de su neurosis, de su actitud general y de su manera de pensar.
Esta es una indicación muy importante de la forma en que Padmasambhava se relacionaba con la mente personal: primero dejaba que se manifestara la confusión y luego dejaba que se corrigiera sola.
Es su manera de enfrentarse a las amenazas y acusaciones de que fue objeto, en vez de considerarlas o intentar revatirlas, las convierte en ornamentos de su actuar.
Esta es la capacidad de usar los obstáculos para encarar las situaciones de la vida.
Dejemos que jueguen los fenómenos.
El simple hecho de decir algo no basta, amén de lo difícil que es encontrar las palabras justas.
No sirve. No es posible embaucar al mundo de los fenómenos con palabras recurriendo a la lógica, a una lógica intrascendente.
Sólo es posible relacionarse con el mundo de los fenómenos en función de lo que ocurre en él, en función de la propia situación.
El método consiste en dejar que los fenómenos jueguen hasta que se agoten en lugar de intentar demostrar algo o dar explicaciones.
Padmasambhava se plantea que si la felicidad es algo que tiene que llegar que llegue por sí misma y mientras, si es necesario, que me quemen en la hoguera.
Reconocer los propios errores es difícil, pero reconocer los ajenos parece imposible.
Casi siempre olvidamos que el dolor es el camino.
A nadie le gusta que le echen la culpa de algo que no ha hecho, pero supongamos que decidimos asumirlo ¿qué sucedería?
Sería interesante averiguarlo.


Hasta aquí el (resumen editado del) texto…

Pues que este año sea el año del valor, de la energía, de aceptar que todo, absolutamente todo, lo que nos está pasando es parte de nuestra historia, aunque la lógica (o la defensividad) nos lleve a poner las cosas que no nos gustan fuera (en el otro).
Quédate con todo porque en el fondo más profundo de tu corazón no eres nadie y ahí hay sitio para todo lo que ocurre, para todas las existencias, ángeles y demonios.
Feliz año.