martes, 17 de febrero de 2015

Chuang Tzu (ufff!!)

A los antiguos hombres verdad no les contrariaba la escasez, no se enorgullecían con los éxitos.
No reclutaban adeptos.
Sus faltas no les avergonzaban, ni los aciertos les engreían.
De esta manera, encaramados en la alturas, no temblaban; sumergidos en el agua, no se mojaban; metidos en el fuego, no se calentaban. Así, con su sabiduría podían remontarse a las alturas del Tao.
Los antiguos hombres verdad, durmiendo no soñaban, despiertos nada les apenaba.
Su comida no era exquisita.
Su respiración era profunda. La respiración de los hombres verdad llegaba hasta sus talones. La respiración del vulgo sólo es de garganta, y cuando han sufrido alguna injusticia se les atraganta y no le salen las palabras.
 Sus caprichos y sus apetitos son hondos. en cambio su mecanismo celeste es muy superficial.
Los hombres verdad de la antigüedad no sabían amar la vida ni sabían aborrecer la muerte.
Salían a la vida sin alborozo y entraban en la muerte sin resistencia.
Indiferentes para marchar estaban indiferentes para volver. Esto y no más.
No olvidaban su origen y no buscaban su fin.
Se alegraban cuando recibían y cuando lo perdían volvían a su ser primitivo.
Es decir, que aquel es hombre de verdad que no estorba o daña al Tao con los deseos de su corazón, ni se pone a ayudar a la obra del cielo con humanas contribuciones.
Así su voluntad es firme, y su continente tranquilo, su frente serena y natural.
En su frialdad se parece al otoño y en su ardor a la primavera.
Sus alegrías, como sus iras, se difunden por las cuatro estaciones ajustándose siempre a las cosas o sucesos.
Eran insondables...
Prodigan sus beneficios y cubren de favores a todas las generaciones sin ser movidos por el amor.
Así quien gusta de comunicarse con las cosas no es un santo. Pues quien está aficionado carece de bondad. Quien anda mirando los tiempos del cielo no es un sabio. Quien no equipara los bienes y los males no es un virtuoso.

Quien por ganar renombre se pierde a sí mismo no es hombre noble.

Quien ha perdido su autenticidad no es apto para mandar.

Chuang-tzu